La comisión independiente del Congreso de EEUU que investiga el 11-S arremetió ayer contra los gobiernos del actual presidente republicano, George Bush, y de su predecesor demócrata, Bill Clinton, por haber hecho frente a Al Qaeda con acciones diplomáticas en lugar de optar por la fuerza militar, permitiendo así que Osama bin Laden y sus secuaces eludieran ser capturados durante años.

Los 10 miembros de la comisión castigaron en concreto al actual Gobierno republicano por no haber tomado medidas inmediatas, tras tomar posesión en enero del 2001, para aumentar las escuchas sobre Al Qaeda, y por no haber emprendido, antes del 11-S, "ninguna acción diplomática ante Arabia Saudí relativa a la red terrorista". La mayoría de los autores de los atentados eran saudís.

LAS DEMANDAS DE CLARKE Los miembros de la comisión criticaron a la Casa Blanca de Bush por haber ignorado, desde comienzos del 2001, las insistentes peticiones de Richard Clarke, entonces jefe de contraterrorismo, para atacar los blancos de la red de Bin Laden en Afganistán. Según Clarke, Bush ignoró la amenaza de Al Qaeda porque estaba obsesionado con Irak.

"Si mi Gobierno hubiera tenido alguna información de que se iba a producir un ataque contra Nueva York el 11 de septiembre, hubiéramos actuado", se defendió ayer Bush. También el secretario de Estado, Colin Powell, intentó contrarrestar las acusaciones en declaraciones ante la comisión. "Queríamos ir más allá de la política (de Clinton) de contención, procesos judiciales y represalias limitadas por ataques terroristas específicos."

También se justificó la exsecretaria de Estado, Madeleine Albright, predecesora de Powell, que dijo que "el presidente Clinton y su equipo hicimos todo lo que pudimos, todo lo que se nos ocurrió en base a lo que sabíamos, para proteger a nuestro pueblo y derrotar a Al Qaeda".