Aplena luz del día y ante las cámaras de televisión. En una escena que recordaba las devastadoras imágenes de 1993 en Somalia --cuando el cadáver de un soldado estadounidense fue objeto de escarnio por la muchedumbre-- los cuerpos de cuatro contratistas o empleados norteamericanos del Ejército de EEUU fueron ayer quemados y mutilados por la multitud en Faluya, al oeste de Bagdad.

Los cuatro civiles murieron cuando los vehículos en que viajaban fueron atacados con lanzagranadas y armas automáticas, pero lo peor vino después: una turba colérica de lugareños, animada por deseos de revancha, mutiló los cuerpos sin vida y arrastró a dos de ellos por las calles, al grito de "venganza, venganza para Sadam".

Durante horas, la multitud impuso su ley en Faluya, una ciudad donde ha muerto un buen número de civiles iraquís debido a los disparos indiscriminados de las tropas de EEUU, según los residentes. En un informe del pasado enero, la organización no gubernamental Occupation Watch denunció la práctica norteamericana de disparar indiscriminadamente en núcleos urbanos, y lo que es más frustrante para los afectados: el mecanismo establecido por el Ejército de EEUU para canalizar las reclamaciones de compensaciones monetarias por la muerte accidental de civiles es, según Occupation Watch, "inútil".

AUTOEXCULPACIÓN El Ejército de EEUU, según la ONG, se autoexculpa sistemáticamente y ninguna de "las 20 reclamaciones" presentadas por Occupation Watch hasta enero fueron atendidas: "En ninguna de ellas, los afectados han recibido compensación". Visto lo sucedido ayer en Faluya, algunos analistas piensan que los habitantes han optado por tomarse la justicia por su mano. La tensión que vivió la ciudad fue tal que durante horas no se presentaron soldados de EEUU o agentes de la policía iraquí. Tan sólo un caza norteamericano sobrevoló la ciudad a baja altura, forzando a los civiles iraquís a dispersarse. Después, las tropas estadounidenses cerraron al tráfico los accesos que conducen al oeste del país, mientras helicópteros artillados sobrevolaron la zona.

Lo sucedido ayer en Faluya obligó incluso a reaccionar a la Casa Blanca, y tiene efectos potencialmente devastadores para las aspiraciones del presidente George Bush de ser reelegido en noviembre, sobre todo si se tiene en cuenta que, hace más de una década, un suceso similar, en el que el cuerpo de un soldado de EEUU fue mutilado por la multitud, influyó en la retirada de las tropas de EEUU de Somalia. En su crónica, la cadena Fox News mostró las imágenes de la mutilación después de ser "editadas".

Desde Washington, el portavoz presidencial, Scott McClellan, calificó de "horribles" los ataques, y culpó de ellos a personas "que quieren impedir que la democracia progrese". En la misma línea se manifestó el secretario de Estado, Colin Powell, quien recordó los "progresos en el proceso político" iraquí e insistió que en el país árabe se están produciendo "un montón de acontecimientos positivos".

MÁS VIOLENCIA Las optimistas declaraciones de líderes de EEUU contrastan con la escalada de violencia registrada ayer, la más sangrienta contra la coalición ocupante desde hace semanas. Otros cinco soldados norteamericanos murieron al estallar una bomba al paso de su convoy en Malahma, entre Jaldiya y Faluya. Los radicales de la mayoría shií también protestan con mayor virulencia contra EEUU.