El amor propio del frío, seco, distante y muy orgulloso Alain Juppé debe de estar sufriendo enormemente en este proceso de obligado abandono de la vida política. Pero quien debe de sufrir aún más que él es el presidente, Jacques Chirac: sin Juppé, Chirac se encuentra mucho más solo ante las ambiciones y el empuje aparentemente irresistibles de Nicolas Sarkozy, candidato todavía inconfeso a la presidencia de la República. Y si Chirac no consigue un tercer mandato, el camino que emprende ahora Juppé puede ser exactamente el mismo para él.

Periodista.