El Partido Laborista está pagando cara la política del Gobierno de Tony Blair en Irak. Y no sólo se resiente en las encuestas de intención de voto, ya que, además, su número de afiliados descendió en 25.000 en los últimos meses, situándolos en 190.000, la cifra más baja desde 1930.

Cuando Tony Blair llegó al poder en 1997, el partido tenía oficialmente más de 400.000 afiliados. El primer ministro anunció entonces su intención de llegar a la cifra récord de un millón.

Según el periódico The Guardian, miembros del Gobierno temen ahora que su formación imite al Partido Conservador cuando en 1990, tras permanecer años en el poder, sufrió un grave deterioro en el apoyo de los afiliados.

Aunque está claro que la guerra de Irak ha hecho daño a los laboristas, el partido teme que la pérdida de credibilidad se deba al resto de la labor del Gobierno de Blair.

Otra de las preocupaciones de este partido es la idea de que la clase trabajadora esté abandonando el activismo civil y que sean las clases más desfavorecidas, originalmente los votantes del Partido Laborista, las que estén perdiendo en mayor medida el interés por la política.