El Ejército israelí reabrió ayer el paso fronterizo entre Egipto y la franja de Gaza en la zona de Rafá, lo que permitió a 1.500 palestinos que se encontraban atrapados allí desde hace tres semanas llegar a sus casas. Israel, que cerró la frontera alegando que había una amenaza para la seguridad, cede así a las presiones de EEUU para contentar a Egipto, que veía con preocupación la situación creada en su lado de la frontera.

Durante estas tres semanas, estos 1.500 palestinos han tenido que vivir en el paso fronterizo en unas condiciones sanitarias muy precarias agravadas por el calor y el polvo y por la escasez de comida y agua. La Cruz Roja instaló tiendas de campaña de urgencia en las que llegaron a convivir en difíciles condiciones entre 200 y 250 personas.

SITUACIÓN DRAMÁTICA La situación de los atrapados en Rafá llegó a ser tan dramática que EEUU expresó públicamente su preocupación. De hecho, la decisión de reabrir el paso fronterizo se enmarca en una serie de decisiones tomadas bajo la presión de EEUU. Entre estas medidas, se halla también la retirada israelí de la zona del norte de Gaza y la decisión de permitir a la policía palestina llevar armas en Cisjordania.