El primer ministro iraquí, Iyad Alaui, se presentó ayer por sorpresa, rodeado de guardaespaldas, en la ciudad de Nayaf, donde pidió a los radicales shiís que dejen las armas y se marchen de la ciudad tras cuatro días de combates con tropas de EEUU. En Bagdad, el ministro de Estado, Adnan al Janabi, dijo que la pena de muerte entrará en vigor en los próximos días.

Alaui viajó a la ciudad santa con sus ministros de Defensa e Interior para pedir el fin de la revuelta, que ha provocado más de 400 muertos sólo en Nayaf desde el jueves, 43 el fin de semana. "No habrá negociaciones con ninguna milicia que use armas contra Irak y el pueblo iraquí", afirmó el primer ministro cuando los periodistas le preguntaron si la visita se debía a un encuentro con representantes del clérigo Moktada al Sadr, responsable del levantamiento contra las fuerzas ocupantes de abril.

"MILICIA IDEOLÓGICA" El sábado, Alaui desvinculó a Sadr y a su Ejército del Mehdi de estar detrás de esta insurrección y aseguró que los responsables eran delincuentes comunes que "actuaban en su nombre". Ayer, sin embargo, un portavoz de Sadr, Hazim al Ajari, rechazó rápidamente la propuesta de desarme en declaraciones a Al Jazira. "El Mehdi es una milicia popular con una gran carga ideológica".

Pese a la visita de Alaui, Nayaf volvió a registrar enfrentamientos. Un oficial de EEUU en Bagdad explicó que los marines y los policías iraquís, que cifró en 5.500, rodearon la zona para intentar cortar los suministros.

La Embajada de Irán en Bagdad confirmó ayer que uno de sus diplomáticos fue secuestrado el miércoles en Kerbala, donde preparaba la apertura del consulado. El asunto saltó a la luz cuando Al Arabiya pasó un vídeo de un grupo que decía retener al hombre por haber incitado a la "lucha intercomunitaria". Los terroristas acusan al régimen de Teherán de "intervenir flagrantemente en los asuntos internos iraquís". Las autoridades iraquís han mostrado en varias ocasiones su temor por la influencia de Irán, un país donde los shiís son mayoría aplastante.

Con el argumento de frenar la ola de secuestros, los asesinatos y el tráfico de drogas, el Gobierno ha reinstaurado la pena de muerte. El ministro de Estado, Adnan al Janabi, dijo que la medida será efectiva de inmediato.

Janabi aseguró que el Gobierno ha tomado esta decisión con desgana, pero argumentó que era necesario dada la situación que vive el país. "Esta ley protegerá al pueblo", dijo. Más triste se mostró Bajtiar Amin, ministro de Derechos Humanos, que siempre ha hecho campaña contra la pena de muerte. Este castigo estuvo vigente durante la dictadura y se suspendió cuando Estados Unidos y el Reino Unido ocuparon el país.

La justicia emitió el sábado órdenes de captura contra Ahmed Chalabi, el exmiembro del disuelto Consejo de Gobierno Iraquí, y Salem Chalabi, sobrino del anterior y jefe del tribunal especial de Irak que deberá juzgar a Sadam Husein, según informó la agencia Efe. A Salem Chalabi se le acusa de asesinato, según precisó el juez Zufiar al Maliki, que instruye los casos, y al exdirigente, de falsificación de los dinares que fueron retirados hace pocos meses. Al parecer, ambos se encuentran fuera de Irak.

Por la noche, dos fuertes explosiones cerca de una comisaría en un barrio residencial de Bagdad provocaron la muerte de un niño de 10 años y 16 heridos, según fuentes de los hospitales de la capital.