"Decidí mi voto cuando una banda de tipos en Kawasakis y Harleys arrechísimas me rodearon al cruzar la calle cuando iba a votar. LLevaban móviles, transmisores, audífonos y seguramente armas. Me dio miedo, parecía una película, pero no lo era. Ya no tuve duda, pensé coño, que se jodan y no me tembló la mano al poner el dedo sobre el arrechísimas coño, que se jodan no". Ayer, la afamada arquitecta volvió a respirar y emprendió su trabajo con brío renovado. "¡Tres años de incertidumbre, de muertos, de huelgas, marchas y tranques. Tres años de tranquesjodederaexclama su amiga, artista. La tercera Venezuela, la del ni-ni (ni Chávez, ni la oposición), tampoco tuvo duda al votar.

El rojo, el color de la calle

Un amigo de ellas manda el primer correo del día a los compañeros que enfundados con la bandera nacional tomaron Caracas con la misma frivolidad con la que toman el avión para ir a la isla a descansar: "Mi amor: ¡Viva el bravo pueblo! Ya los contaron y ya se ha visto lo que son y lo que suponen. A ver si en vez de joder, se ponen a trabajar por el país y dejan de creer en orates". Luego, va al centro comercial a comer. La gente se arremolina bajo los televisores que muestran cómo el rojo va envolviendo al azul en el recuento final de votos.

La fiesta duró hasta el alba y continuará. El centro de Caracas bulle de rojo en torno a Miraflores: ya no es la concentración obligada de la militancia; son millares de jóvenes bailando a ritmo de salsa las canciones del proceso bolivariano del presidente, su comandante Hugo Chávez. "¡Queremos a Chávez hasta el 2021", piden sin dejar de moverse.

Si la oposición no "recapacita", como le reclamaban ayer todos, incluidos los observadores convertidos en mediadores, "perderá de nuevo las próximas elecciones para elegir a los gobernadores y a los alcaldes el mes que viene", dicen. "Y las presidenciales de dentro de dos años", añaden algunos. De ser así, Chávez gobernaría hasta el 2013 y la Constitución bolivariana siempre se puede adecuar al mandato de una juventud que, junto a los indecisos de la tercera Venezuela, decidió abrumadoramente la contienda.

La gente no duda: "Ganamos todos los venezolanos. Hay que hacer cumplir la ley. También a la derecha que se equivoca".

Conatos de resistencia

"Cuando la tele empezó a insinuar que el sí ya había ganado, me fui al colegio, hice cuatro horas de cola y de madrugada pulsé el no., comenta un frustrado opositor.

Otros se resisten: "Siempre hemos sido más, ¿no vieron la foto de la autopista, cuando la llenamos de colores?". Una treintena de opositores acosa el hotel donde se alojan los periodistas y corta la autopista. Las banderas golpean a los coches que tratan de seguir.

Un automovilista explica: "Algunos de la Coordinadora Democrática, mi cuñado sin ir más lejos, se cayeron de un coco. Otro lo secunda: "Por eso están cacareando de fraude la elección más escudriñada, escrutada y diseccionada de la historia".