Todo apuntaba anoche a que la pretensión de los partidos del centroderecha de Hungría, de conceder la doble nacionalidad a más de 2,5 millones de personas de origen húngaro que residen en los países vecinos, particularmente en Rumanía, había sido derrotada. Con los primeros 791.000 votos escrutados, tan solo un 49,8% de los votantes habían aceptado la propuesta. Habida cuenta de que votó menos del 50% del censo electoral, la propuesta sólo podía salir adelante si un 25% de los ciudadanos inscritos en las listas electorales del país votaran sí.

Una hora antes del cierre de los colegios electorales húngaros, un 34% de los inscritos habían ido a votar. Los primeros resultados apuntaban a que el había logrado un 52,2% de los sufragios emitidos, y el no un 49,8% de los sufragios. Para el triunfo de la propuesta era necesario que votara al menos un 50% del censo, o que, en su defecto, el 25% de los inscritos se pronunciase a favor.

La polémica sobre la doble nacionalidad ha provocado uno de los debates públicos más apasionados desde la caída del telón de acero. Tras el desmantelamiento del Imperio de Austria y Hungría, cuando el país perdió más de dos tercios de su territorio, una parte importante de su población pasó a vivir en los países limítrofes. En Rumanía viven 1,5 millones de habitantes de origen húngaro, 600.000 en Eslovaquia, unos 300.000 en Serbia y Montenegro, 150.000 en Ucrania y 60.000 en Croacia.

La coalición socialista liberal en el poder en Budapest llamó a votar no, temiendo una inmigración masiva si ganaba el sí. La oposición de centroderecha apoya la doble nacionalidad.

Las autoridades de Budapest temen la reacción que pueda tener el Gobierno de Rumanía. El primer ministro de este país, Adrian Nastase, ya ha indicado que reaccionaría "muy duramente a la concesión de la doble nacionalidad húngara bajo criterios étnicos".