La mano dura contra la Camorra anunciada el sábado pasado por el ministro de Interior italiano, Giuseppe Pisanu, dio ayer sus primeros frutos tras una vasta operación en la que participaron más de un millar de agentes de las fuerzas de seguridad y que terminó con la detención de 53 presuntos camorristas implicados en la última guerra de clanes en Nápoles. "Un auténtico golpe a la Camorra, que no será el último", se felicitó Pisanu, quien se ha anotado una victoria en medio del trágico aumento de víctimas producto del enfrentamiento en el seno del crimen organizado. En el último mes se han registrado 23 muertos, más de 120 en lo que va de este año.

Según fuentes policiales, las órdenes de captura se han redactado tras las revelaciones de un camorrista arrepentido, que han permitido localizar a algunos de los responsables de la guerra que se desarrolla en los barrios periféricos de Nápoles.

Los agentes de las fuerzas especiales italianas tomaron por asalto de madrugada los barrios de Scampia y Secondigliano, escenario de los últimos homicidios. Con la ayuda de los bomberos, irrumpieron en las casas de los sospechosos. Durante la operación, los familiares y amigos de los detenidos se asomaron a las ventanas y lanzaron toda clase de objetos a los agentes, y después protestaron prendiendo fuego a los cubos de basura.

Entre los arrestados se encuentra Ciro di Lauro, hijo del jefe camorrista Paolo di Lauro. Este último es líder del clan que lleva su apellido, y que mantiene una guerra abierta con los llamados secesionistas por el control del tráfico de droga. Aunque quien es considerado el capo es el hermano de Paolo, Cosimo, desaparecido, como el patriarca. La policía los busca desde hace años.

ASOCIACIÓN MAFIOSA A todos los detenidos se les acusa de asociación mafiosa, y algunos han sido arrestados en relación con los últimos homicidios ocurridos en la ciudad. "La operación debe continuar con la misma intensidad hasta que cesen los crímenes --dijo Pisanu--. Los ciudadanos honestos y los criminales deben saber que las fuerzas del orden ganarán esta batalla".

A la operación de ayer hay que sumar, según Pisanu, más de 600 detenciones en los últimos meses en Nápoles, que, sin embargo, no han logrado detener la oleada de violencia.