La disidente cubana Hilda Molina, que desde hace 10 años pide a las autoridades de su país viajar a Buenos Aires para visitar a su hijo, está desde el miércoles en la embajada argentina en La Habana. Aunque aún no ha pedido asilo político, su caso ha tensado las relaciones bilaterales. La legación diplomática reforzó ayer la seguridad del edificio.

En Buenos Aires, su familia dijo que Molina, una cirujana que se distanció del régimen de Castro en 1994, está allí en calidad de "huésped". Molina está con su madre, de 84 años, que sufrió una crisis de hipertensión en la legación.

Recientemente, el Gobierno cubano le negó permiso para viajar a Argentina para pasar la Navidad con su hijo y conocer a sus nietos, pese a una solicitud del propio presidente, Néstor Kirchner, a Castro en la que aludía a "razones humanitarias".