"Cada vez se ven menos niños por las calles de Bagdad, Basora o Tikrit. Las madres los esconden en casa y las pocas que los llevan a los hospitales están desesperadas, porque nada se puede hacer por salvar sus vidas si Occidente no aporta medicamentos y equipos médicos. El panorama es desolador en todo Irak por el incremento de las enfermedades relacionadas con el cáncer que padecen niños y ancianos. La guerra está acabando con toda una generación".

Esta sentencia terrible pone de manifiesto una de las consecuencias de la guerra de Irak. Mientras el conflicto sigue arrasando el país, los médicos iraquís luchan sin armas contra el cáncer que destruye la vida de miles de niños. Las conclusiones de un estudio, llevado a cabo por la ONG Save the Children y la Cruz Roja Internacional, durante los últimos ocho meses en varios hospitales iraquís, demuestra la precariedad de los medios sanitarios y la falta de transplantes de médulas óseas para combatir la leucemia.

Los continuos ataques militares de EEUU y Gran Bretaña desde el inicio de la guerra, en marzo del 2003, han hecho aumentar un 300% los casos de leucemia y malformaciones físicas en los niños de un centenar de poblaciones iraquís. Los médicos extranjeros cifran en unos 4.000 el número de niños muertos por derivaciones de cánceres y leucemias causados por las armas de EEUU y el Reino Unido.

Una enfermedad reciente

Hasta hace poco, la leucemia era una enfermedad relativamente rara en Irak. Según informes del Ministerio de Salud iraquí, los casos de cáncer aumentaron tras la primera guerra del Golfo. Muchos señalan como causa las municiones de uranio empobrecido utilizadas por las fuerzas aliadas. El uranio empobrecido es un metal pesado, tóxico y de una densidad 1,7 veces mayor que la del plomo.

Las armas revestidas con esta sustancia pueden ser disparadas desde aviones, tanques y vehículos blindados. Cuando el proyectil da en el blanco, se fragmenta y se incinera, contaminando el área de impacto con partículas finas, que tardan cientos de años en desaparecer del ambiente. Afectan las fuentes de agua y la tierra, y acaban por ser inhaladas e ingeridas por el hombre.

Debido al estado calamitoso de los hospitales iraquís y al número de heridos que ingresan cada día, los pacientes con leucemia --en su mayoría menores-- han sido generalmente ignorados, señala el informe. "Estoy rezando para que EEUU, el Reino Unido y otros países ayuden a los que sufren enfermedades crónicas en Irak en lugar de organizar tantas conferencias internacionales. Las madres nos traen a los niños casi muertos y sólo podemos acostarlos en las camas que tenemos libres. No tenemos equipos médicos ni medicinas para tratar la leucemia", manifestó, desesperado, el médico iraquí Mohamed al Qarbi.

Sin tratamiento

Hay una larga fila de niños esperando recibir tratamiento en Irak. Munther, de 8 años, padece una enfermedad que no tiene nada que ver con la guerra. Se trata de una anemia linfática aguda (cáncer en los glóbulos blancos). Si no recibe tratamiento, morirá. Durante el último mes, Munther no ha podido viajar a Bagdad (a 375 kilómetros de su casa) para recibir el tratamiento mensual; la seguridad es una inquietud constante para su padre, Yahia al Abas.

Igual de serio es el problema del hospital de Bagdad, que apenas funciona. Además, muchos de los medicamentos contra el cáncer se han terminado en Irak. "Estuve en el hospital militar estadounidense en Nasiriya y en la Cruz Roja buscando ayuda, pero lo único que tienen para dar son materiales de primeros auxilios --dice Abas--. Mi hijo está mal. Estuvo vomitando, tiene fiebre, anemia y las defensas bajas", agrega.

Esta historia se repite en cientos de hospitales. Los enfermos de cáncer y otros pacientes en estado crítico son ignorados. "Numerosas madres se me acercan llorando varias veces al día pidiéndome fármacos para el cáncer, pero no tengo nada que ofrecer --afirma en Nasiriya Mary McLoughlin, médica de la ONG Goal--. Sé que mucha de esta gente morirá, pues la atención está puesta en los heridos de guerra y nadie suministra equipos ni medicinas a los hospitales iraquís".