El Pentágono está estudiando la posibilidad de confiar a los militares más misiones de espionaje para hacer frente a la amenaza terrorista y para luchar contra la proliferación de armas, áreas que tradicionalmente ha copado la CIA. Este proyecto, encargado al general William G. Boykin, también exhorta a volver a valorar la información conseguida por las personas y a no priorizar la lograda por las tecnologías más sofisticadas, una práctica muy habitual en la CIA y por la que le han llovido muchas críticas.

Estas propuestas, reveladas ayer por The New York Times, no han sido aprobadas todavía por la Casa Blanca, y se han conocido dos días después de que el presidente George Bush aprobara, el viernes, la mayor reforma de las agencias de espionaje desde 1947.