El escándalo por los abusos militares cometidos por el Ejército de EEUU crece otra vez y vuelve a salpicar con fuerza al Pentágono y a la Casa Blanca. Documentos dados a conocer el lunes ratifican las denuncias de torturas en Abú Graib pero, además, confirman abusos en Guantánamo que incluyen el uso de perros, algo que hasta ahora ha negado en repetidas ocasiones el general Geoffrey Miller. Éste era responsable de la base en Cuba, donde hay unos 550 detenidos, y pasó a encargarse de la prisión de Bagdad cuando salieron a la luz las primeras denuncias de torturas cometidas allí.

La nueva información procede principalmente de informes y mensajes que circularon en el FBI, lo que demuestra que los abusos eran conocidos por un círculo del Gobierno más amplio de lo que Washington dice. Los documentos, escritos en un periodo de dos años y que ha conseguido hacer públicos la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) gracias a una demanda, cubren hasta agosto pasado.

SIN AGUA NI COMIDA En los informes y mensajes se describe a detenidos privados de agua y comida, encadenados y forzados a mantener posiciones fetales durante más de 24 horas, en condiciones de calor o frío extremo, y obligados a orinarse y defecarse encima. Otro informe, que iba dirigido a Robert Mueller, director del FBI, describe "serios abusos físicos a detenidos civiles en Irak que incluían estrangulamiento, palizas, interrogatorios no autorizados y colocación de cigarros en los oídos".

Una de las principales revelaciones es la denuncia de que miembros del Ejército se hicieron pasar por agentes del FBI en los interrogatorios.

Mientras, el Pentágono anunció el lunes que liberará "pronto" a un hombre detenido en Guantánamo, el segundo que quedará en libertad desde que el Supremo reconoció en verano el derecho de los presos en la base a recurrir ante la justicia.