En un día histórico, el Gobierno de Ariel Sharon tomó ayer dos decisiones que marcarán el devenir del conflicto entre palestinos e israelís. Por un lado, el Ejecutivo aprobó por 17 votos a favor y 5 en contra la evacuación de todos los asentamientos judíos de la franja de Gaza y de cuatro colonias del norte de Cisjordania. Por otro lado, el Gobierno votó a favor del trazado de la última fase del muro, que se anexiona un 7% de Cisjordania.

En resumen, lo que ayer aprobó el Gobierno de Sharon fueron dos realidades sobre el terreno que marcan unilateralmente unas fronteras claras de lo que Israel quiere y no quiere de los territorios que ocupó en la guerra de 1967. Israel deja Gaza a cambio de asegurarse gran parte de Cisjordania y de tener la garantía de EEUU de que nunca se verá forzado a aceptar el derecho al retorno de los refugiados palestinos.

"Éste no es un día ni fácil ni alegre", dijo Sharon, dirigiéndose a los colonos que se oponen a la salida de Gaza. "La evacuación es un paso muy difícil, pero es vital para el futuro de Israel", añadió solemnemente Sharon al inicio del Consejo de Ministros. No opinan lo mismo los colonos, que calificaron la decisión de "golpe de Estado político".

TRAZADO DEFINITIVO La otra decisión del Gobierno fue el trazado definitivo del muro entre Belén y Hebrón. La trayectoria --en la que se ha tenido en cuenta una sentencia del Supremo israelí pero no la del Tribunal Internacional de La Haya, que estimó ilegal construir en territorio ocupado-- deja del lado israelí el gran asentamiento de Malé Adummim y el bloque de colonias de Gush Etzion. Pese a que parte del muro seguirá la Línea Verde, el 7% de Cisjordania y 10.000 palestinos quedarán anexionados de facto por Israel. El negociador jefe palestino, Saeb Erekat, aseguró ayer que la aprobación del trazado final del muro "socava los esfuerzos para reanudar el proceso de paz", entre israelís y palestinos.