De nuevo, el proceso de paz de Oriente Próximo quedó ayer hecho trizas. Un atentado suicida causó anoche al menos tres muertos y un número indeterminado de heridos en una discoteca situada junto a la playa en Tel-

Aviv, en una zona de bares y restaurantes muy frecuentada por jóvenes israelís.

La organización integrista Yihad Islámica y las Brigadas de los Mártires de Aksa se responsabilizaron del ataque. Fuentes periodísticas israelís informaron de que un suicida hizo estallar una carga explosiva frente a la puerta de la discoteca The Stage, una táctica ya empleada en el pasado.

Este nuevo atentado entierra una vez más las esperanzas de paz suscitadas tras el acuerdo de alto el fuego alcanzado el día 8 en Egipto entre el primer ministro israelí, Ariel Sharon, y el presidente palestino, Abú Mazen. Los grupos armados palestinos ya advirtieron de que no se sentían vinculados por esa tregua, que, hasta ayer respetaban de facto.

CONDENA INMEDIATA La Autoridad Nacional Palestina se apresuró a condenar el ataque. "Quien esté detrás del atentado intenta sabotear los esfuerzos para retomar el proceso de paz, y no podemos permitir que esto ocurra", denunció el jefe negociador palestino, Saeb Erekat.