El Gobierno italiano que preside Silvio Berlusconi puede estar viviendo sus últimos días. El magnate de la televisión adoptó ayer su actitud más chulesca al esgrimir el fantasma de las elecciones anticipadas si los ministros de Unión de Demócratas Cristianos (UDC), de Marco Follini, no vuelven al Gobierno, horas después de que éstos anunciaran su salida del Ejecutivo. Con los sondeos en la mano, Berlusconi sabe que si se adelantan las elecciones, todos los grupos que le apoyan y el suyo el primero, perderían frente al centroizquierda de Romano Prodi.

"Si la UDC no vuelve al Gobierno, habrá elecciones anticipadas, aunque las diferencias no son un obstáculo insalvable para llegar a un acuerdo", dijo Berlusconi. Su propuesta para salir de la crisis en la que vive la coalición de centroderecha tras la debacle en las regionales de hace 14 días es formar un nuevo Gabinete. Pero, para ello, exige que sus aliados firmen un pacto programático de fin de legislatura.

La UDC de Follini, hasta ayer viceprimer ministro, decidió tomarse un tiempo antes de contestar si firma el pacto. Según Berlusconi, Follini había dado su consentimiento al texto, pero luego se desdijo y anunció que no podía firmarlo. Un ejercicio de tira y afloja entre el primer ministro y los democristianos.

"Los electores han reclamado un profundo cambio y la UCD no puede hacer ver que no sabe lo que pasa", dijo Follini al anunciar su retirada y la de tres ministros, entre ellos el polémico Rocco Buttiglione. Al anuncio de Follini siguió el de los socialistas del PSI, de Gianni de Michelis, que tenían un viceministro y un secretario de Estado.

Ambas formaciones anunciaron que seguirían dando apoyo parlamentario al Gabinete. Pero eso debilita al primer ministro, cuya supervivencia pasa a depender de los votos de los 34 diputados de la UDC y de los 3 del PSI. La sombra de lo que le ocurrió al antecesor de Berlusconi, Romano Prodi, está presente. El voto negativo de los comunistas a la reforma de las pensiones hizo caer al Gobierno en 1998.

La UDC pide cambios en el equipo y programa de Gobierno, pero sobre todo que pasen por una votación en el Parlamento. También Alianza Nacional, de Gianfranco Fini, exige otro programa y que Berlusconi se someta al Parlamento.

En Italia se habla ya de un Gabinete "Berlusconi bis" y los pasos serían: declaración de crisis de Gobierno, voto en el Parlamento y reorganización total de carteras. Parece que el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, habría hecho llegar a Berlusconi esta semana en una reunión, el siguiente mensaje: "Esta vez los cambios los aprueba el Parlamento".