La elección de un nuevo papa, o la neutralización de un posible candidato, comienza mucho antes que fallezca el que está gobernando. Está prohibido hacer campaña electoral mientras el papa vive, pero hay métodos más discretos para promocionar o hundir a un candidato. Karol Wojtyla fue sabiamente presentado a los cardenales electores desde mucho antes del segundo cónclave de 1978. Su mentor, el cardenal, también polaco, Andrzej Maria Deskur, le construyó durante años una apretada agenda de relaciones internacionales.

En el primero y segundo de los cónclaves de aquel año, el cardenal Giuseppe Siri, de Génova, y el de Florencia, Giovanni Benelli, aspiraban a papa. En el secreto de la Capilla Sixtina, las votaciones fueron tan reñidas que, al final, los electores se orientaron por el primer papa extranjero en 400 años.

Jugadas sucias

Ante el cónclave actual, hace tiempo que suben y bajan candidaturas. Hace cinco años, ante lo que pareció una autocandidatura del secretario de Estado, Angelo Sodano, intentaron destruirla explicando que "los papas deben tener experiencia de contacto directo con los fieles", circunstancia que Sodano no cumplía. A las pocas semanas, salió a la venta un curioso libro que intentaba demostrar lo contrario. Paralelamente se resucitó la noticia de que había sido Sodano, entonces nuncio (embajador) en Chile, quien había rehabilitado a Pinochet frente a Juan Pablo II.

Una suerte semejante le tocó al cardenal Pio Laghi: cuando se rumoreó que podía ser un buen papa, se escribió sobre su ambigua conducta durante la dictadura en Argentina, donde había ejercido como nuncio. A Joseph Ratzinger intentaron neutralizarle filtrando que padecía alguna enfermedad y del austriaco Christoph Schönborn, papable hoy, se dijo que al enterarse que aparecía en las quinielas cayó en una depresión.

En vísperas de que los cardenales se encierren de nuevo, otras puñaladas les han tocado a algunos papables. Del cardenal mexicano Norberto Rivera, una revista de su país ha ventilado que estuvo implicado en una estafa. Al argentino Jorge Mario Bergoglio le reprochan un presunto desinterés por algunos desaparecidos durante la dictadura argentina. Y sobre el veneciano Angelo Scola desde hace días se amenaza en Italia con la publicación de un dosier sobre abortos de monjas en zonas de guerra.

Antecedentes históricos

A veces la realidad supera la imaginación y para otras vale el dicho de Voltaire: "Calumniad, que algo quedará". En 1903, el favorito, el cardenal Rampolla, fue eliminado porque el cardenal de Cracovia anunció el veto del emperador austriaco, Francisco José. Peor le fue a un papable en 1878: un cardenal quemó su candidatura ironizando en pleno cónclave con que "iba por las calles haciéndoles la señal de cuernos a las señoras que encontraba". "Ya no debíais haberle hecho cardenal, ¿y ahora le queréis como papa?", preguntó.