La principal justificación esgrimida por el presidente de EEUU, George Bush, para atacar a Irak, la supuesta posesión por parte de ese país de armas de destrucción masiva, ha sido oficialmente enterrada por los propios investigadores estadounidenses. Tras dar por finalizada la búsqueda de esas armas, que ha durado año y medio, el equipo de inspección de la CIA en Irak confirmó en la madrugada de ayer que no ha encontrado pruebas de la existencia de las célebres armas, ni tampoco de que éstas hubieran sido escondidas en Siria tras la invasión, en marzo del 2003.

Los investigadores de EEUU exoneraron ayer de toda culpa a los soldados que mataron al espía italiano Nicola Calipari cuando protegía a la periodista secuestrada Giuliana Sgrena, que acababa de ser liberada, porque consideraron que fue un accidente.