Mentiroso" (44%), "evasivo" (44%) y "poco fiable" (43%). La opinión de los británicos sobre Tony Blair, reflejada en un sondeo publicado ayer por el diario The Guardian, puede llevar a pensar que sus días de Gobierno están contados. Sin embargo, los mismos que dicen no fiarse de él por Irak, lo consideran "respetable" (54%) y con "carisma" (55%) para ser primer ministro. Esta paradójica ambigüedad puede salvar a Blair de la quema de Irak el jueves, en las urnas.

La guerra y la integridad del líder laborista volvió a acaparar ayer la campaña electoral. Tras varias filtraciones a la prensa, el primer ministro tuvo que claudicar y hacer lo que la oposición llevaba meses exigiéndole. A media mañana, Downing Street publicó el informe sobre Irak, realizado por el fiscal general Peter Goldsmith el 7 de marzo del 2003, dos semanas antes de la invasión. En sus apreciaciones, Goldsmith expresaba serias dudas sobre la legalidad de la invasión, si no había una segunda resolución de las Naciones Unidas.

SILENCIADO Blair nunca mencionó en la Cámara de los Comunes las dudas del asesor legal del Gobierno. Tampoco mostró el texto a los miembros de su Gabinete. Diez días más tarde, el fiscal emitió un nuevo informe, del que informó al Parlamento y, en un giro radical, dejaba claro que la guerra era legal.

El líder conservador, Michael Howard, y el liberal demócrata, Charles Kennedy, creen que el informe plantea nuevas preguntas. La más obvia es qué hizo modificar al fiscal su primer análisis. Blair aseguró que Goldsmith "no cambió de criterio" y acusó a los que han querido hacer del asunto "una prueba irrefutable", de haberse llevado "un chasco", "porque el informe decía que era legal" la invasión "y a partir de ahí la decisión era política".

La explicación no contentó a los periodistas, que durante una hora interrogaron sin piedad al primer ministro, en cuya defensa salió su previsible sucesor, Gordon Brown: "Esa fue la decisión más difícil que un Gobierno puede tomar y fue tomada de una forma honesta y clara, con todas las pruebas delante nuestro". "Debo decir --añadió Brown-- que no sólo confío sino que, además, respeto la forma en que Tony Blair tomó la decisión".

EN LA RECTA FINAL El recrudecimiento de la disputa llega en muy mal momento para los laboristas, a menos de una semana de las elecciones. Los liberal demócratas piden detalles precisos de todas las circunstancias que pudieron influir en el cambio de opinión del fiscal general, durante los 10 días transcurridos entre los dos informes.

El gran consuelo para Blair es ver la poca estima que los británicos sienten por Howard: sólo el 24% de los encuestados creen que el jefe de los tories tiene carisma para gobernar.