El 1 de diciembre de 1955, hace casi 50 años, la determinación de una mujer negra de 42 años, que se negó a ceder su asiento a pasajeros blancos en un autobús de Montgomery (Alabama), marcó un paso vital en la lucha por los derechos civiles de los negros en EEUU. También representó el inicio de una protesta que promovió la figura de Martin Luther King. Esa mujer, convertida en icono de la igualdad, era una discreta modista y activista llamada Rosa Parks. El lunes murió por causas naturales en Detroit. Tenía 92 años.

Estados Unidos lloraba ayer la muerte de la emblemática Parks, que en 1996 recibió la Medalla de la Libertad y tres años más tarde, la Medalla de Oro del Congreso, el máximo reconocimiento civil del país. Barack Obama, el joven senador negro que se ha convertido en una de las más brillantes promesas del partido demócrata, la recordó como "una heroína nacional".

Parks, sin embargo, renegaba de la heroicidad. "Quiero que se me recuerde como una persona que quería ser libre", dijo hace años en una entrevista.

GESTO HISTÓRICO Pero fue su gesto de desobediencia civil el que ha pasado a la historia. Entonces, los autobuses estaban segregados y los negros tenían que sentarse en la parte trasera. No podían ocupar los asientos reservados para los blancos. Aquel 1 de diciembre de 1955, Parks se subió en el bus que recorría Cleveland Avenue. Vio asientos libres en la zona media y se sentó.

En la siguiente parada, los asientos reservados para los blancos se habían llenado y el conductor exigió a Parks y a otros tres ciudadanos negros que se levantaran de sus asientos. Parks se negó con un simple "no". Fue arrestada y pagó una multa de de 10 dólares y otros 4 más por los costos judiciales.

Su gesto también animó un boicot de dos años a los buses en Montgomery, cuya organización encabezó Martin Luther King. En noviembre de 1956, el Supremo declaró inconstitucional la segregación en los autobuses.