La violencia sectaria se cobró la vida de más de mil personas solo en Bagdad el pasado mes de abril, según denunció ayer el presidente de Irak, el kurdo Jalal Talabani. El ajuste de cuentas entre extremistas sunís y chiís ha obligado a los vecinos de muchos barrios de la capital a organizar grupos armados de autodefensa que patrullan las calles y custodian los edificios de viviendas al caer la noche.

En el comunicado hecho público ayer, Talabani asegura sentirse "impresionado y entristecido" por el elevado número de personas asesinadas en Bagdad, muchas de ellas tras haber sido "cruelmente torturadas" por el mero hecho de pertenecer a una u otra confesión religiosa. La cifra de muertos, que asciende a 1.091, ha sido elaborada por personal de la morgue.

La violencia sectaria estalló en Irak el 22 de febrero, cuando unos desconocidos, supuestamente insurgentes sunís, dinamitaron la cúpula dorada de la mezquita de Samarra, uno de los lugares chiís más venerados. La cifra revelada ayer por Talabani es solo parte de la tragedia. Esta semana The New York Times cifró en 1.294 los cuerpos sin vida que ingresaron en la morgue de Bagdad durante marzo.