Un ciudadano británico muerto y otras seis personas heridas --dos británicas, una australiana, una neozelandesa, un holandés y un policía turístico jordano-- es el balance del atentado que un pistolero llevó a cabo ayer en el centro de la capital de Jordania, Ammán. El Gobierno jordano investigaba ayer si el terrorista actuó por su cuenta o milita en algún grupo radical islamista. No obstante, informaron de que el pistolero es jordano y procede de la ciudad de Zarqa, cuna del líder de Al Qaeda en Irak, Abú Musab al Zarqaui --abatido en junio por el ejército de EEUU--, y uno de los centros del extremismo islamista.

En pleno centro de Ammán, a mediodía, cerca del anfiteatro romano visitado a diario por centenares de turistas, Nabil Ahmad Jaaoura extrajo una pistola, se acercó a un grupo de seis turistas occidentales y un policía turístico jordano, gritó "¡Alá es grande!", y vació su cargador de 12 balas, según explicaron varios testigos. Inmediatamente, el terrorista fue acorralado por una multitud y la policía, que finalmente lo detuvo. El ministro del Interior jordano, Eid Fayez, identificó al asesino que, además de vivir en Zarqa, tiene 37 años, está casado y es padre de cinco hijos, y herrero de profesión.

VARIAS HIPÓTESIS La primera preocupación de las autoridades jordanas es saber si Jaaoura actuó en solitario o si era un atentado planeado por algún grupo islamista. "Hasta el momento, no hay nada en la investigación que indique que pudiera haber otras personas implicadas, pero se trata de un ataque terrorista en todo el sentido del término", dijo Fayez, quien no descartó que el pistolero estuviera "perturbado mentalmente o loco".

Sea un caso o el otro, las autoridades jordanas recibieron con gran preocupación la noticia del crimen, que golpea de nuevo al turismo, el sector más floreciente de su economía. Fuentes de las fuerzas de seguridad admitían ayer que temían que la guerra entre Israel y la milicia chií libanesa Hizbulá originara un aumento de los sentimientos antioccidentales en Jordania, un fiel aliado de EEUU y el país árabe que mejores relaciones tiene, sobre todo en temas de seguridad, con Israel.

Y es que la situación de Jordania en el mapa de la zona no es sencilla. En un vecindario caliente --el país tiene frontera con Irak, Siria, Israel y los palestinos--, el rey Abdalá apuesta por una política prooccidental que convierte a Jordania en un objetivo prioritario del terrorismo islamista, como demostró el triple atentado del pasado 9 de noviembre, en el que Zarqaui mató a 60 personas en tres hoteles de Ammán, la mayoría jordanos.

CUNA DE RADICALES Por eso, más allá de si actuó en solitario o no, es significativo que el pistolero procediera de Zarqa, una ciudad situada al este de Ammán, castigada por una eterna crisis económica y uno de los tres puntos calientes del islamismo en Jordania, junto a Maan y Karak. De ahí surgieron Zarqaui y la mayoría de jordanos que nutren las filas de Al Qaeda desde la guerra en Afganistán contra lo soviéticos, en una trayectoria que tuvo su momento álgido en el cruento historial de Zarqaui en Irak y en Jordania. De ahí que, actuara o no en solitario el terrorista, el ministro del Interior dijera ayer: "Lo sucedido no nos disuadirá de continuar nuestra batalla contra el terror".