Más de 500 talibanes han sido abatidos en Afganistán desde el inicio de la llamada operación Medusa, la ofensiva conjunta de la fuerza multinacional y el Ejército afgano contra los bastiones de la guerrilla integrista en el sur de este país.

La Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) --bajo mando de la OTAN-- enarboló ayer esta cifra como prueba del éxito de la operación, iniciada hace 10 días, pero los talibanes se empeñan en desmentir las cifras ofrecidas por la Alianza Atlántica y argumentan que los soldados aliados todavía no han enseñado el primer cadáver. Los medios de comunicación no han podido acceder a la zona para poder realizar una confirmación independiente.

FIN DE SEMANA SANGRIENTO "Estimar víctimas enemigas no es una ciencia precisa", declaró el máximo responsable de la ISAF, el coronel Chris Vernon, quien a renglón seguido, sin embargo, dijo que la información divulgada hasta ahora tiene "un nivel razonable de precisión". El pasado fin de semana resultó especialmente sangriento. A los 94 talibanes muertos la madrugada del domingo se sumaron otros 92, que según fuentes de la OTAN fueron abatidos en los combates que siguieron a un contrataque guerrillero contra la fuerza multinacional.

TÁCTICAS TERRORISTAS Acorralados en el campo de batalla, los integristas suelen causar más daño cuando echan mano de tácticas terroristas. Fue lo que ocurrió ayer, cuando un kamikaze se hizo estallar durante los funerales del gobernador de la provincia de Paktia (este del país), Hakim Taniwal, asesinado la víspera por la guerrilla islamista. "Justo cuando se preparaban para enterrar el cuerpo se produjo la explosión", señaló un testigo. El estallido mató a seis personas --cinco policías y un civil-- e hirió a unas 60.

Así las cosas, cada vez cobra más importancia el refuerzo del contingente de la ISAF. El secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, informó ayer de la crítica situación en Afganistán a los embajadores de los 26 países miembros para sondearlos sobre la manera de afrontar la situación. Canadá, Holanda y el Reino Unido son los países que más soldados aportan, y todo parece indicar que la presión para aportar más militares recaerá en los ejércitos de Alemania y Rumanía.