Como cada año desde hace cinco, EEUU vivió ayer un día triste y emocionado marcado por el recuerdo de las víctimas de los atentados terroristas del 11-S. Por primera vez en esos cinco años, el presidente George Bush participó, en el mismo día, en actos en los tres escenarios de los ataques donde murieron cerca de 3.000 personas: Nueva York, Washington y Shanksville (Pensilvania). Pero también por primera vez en este lustro, la unidad en el dolor, las lágrimas y las ceremonias no pudo ocultar la disensión y las críticas.

El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, abrió los sobrecogedores actos en la zona cero con una frase pronto desmentida. "Cinco años han pasado y todavía nos mantenemos juntos como uno", afirmó, mientras cerca de allí se desarrollaban protestas de varios centenares de personas opuestas a la guerra de Irak y a otras políticas de la Administración de Bush. No estaban solos. Una encuesta de CNN, USA Today y Gallup dada a conocer ayer demuestra que el 45% de los estadounidenses culpa a su Gobierno de los atentados.

GOLPE A LA CASA BLANCA El mismo sondeo asesta un golpe a la Casa Blanca en su intento de extender el mensaje de que EEUU es un país más seguro hoy que hace cinco años. Ese mensaje, que se repite machaconamente a menos de dos meses de unas elecciones en las que se elige toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, no convence. Y el 57% de los encuestados opinan que los terroristas, si quieren, "siempre encontrarán una forma de atacar, no importa lo que haga el Gobierno".

Este resquebrajamiento de la unidad quedó también de manifiesto en los editoriales de los grandes medios de información. The New York Times aseguraba que los atentados han cobrado "un aura de inevitabilidad" y lamentaba la oportunidad perdida de "llevar al país por una mejor dirección". Los Angeles Times decía que "se ha trivializado la retórica de la guerra contra el terror".

Los resultados de esa guerra son cuestionados por muchos, incluyendo el Partido Demócrata. Desde la oposición se recuerda que Irak sigue siendo un sangriento campo de batalla, caldo de cultivo para nuevos terroristas; que la campaña en Afganistán tampoco ha acabado y que no han cogido a Bin Laden.

CONTEXTO POLÍTICO Ayer se comprobó en EEUU que, cada vez más, el 11-S se interpreta, más allá de los dramas humanos, en su contexto político. El secretario de prensa de la Casa Blanca, Tony Snow, anunció que Bush no pronunciaría un discurso político al dirigirse a la nación por televisión desde el Despacho Oval, anunciado para las nueve de la noche (tres de la pasada madrugada en España).