El Gobierno iraquí quiere sellar Bagdad. La prensa de EEUU informó ayer que, en un nuevo y desesperado intento por controlar la violencia que asola la capital, las autoridades iraquís rodearán esta urbe de siete millones de personas con trincheras y docenas de puestos de control que les permitirán vigilar quién entra y sale de la ciudad.

Un portavoz del Ministerio de Interior iraquí lo presentó como el más ambicioso proyecto de seguridad llevado a cabo el 2006: los coches tendrán que parar en al menos 28 puestos de control situados en las principales arterias de salida, se cerrarán las carreteras secundarias y se levantarán trincheras en zonas rurales y en áreas abiertas para que nadie evite los controles.

"El cordón estará listo en unas semanas", explicó el general Abdul Karim Jalaf al diario The New York Times. No obstante, este mando militar no detalló cuánto costará ni cuántos trabajadores se emplearán para ponerlo en marcha. "Sin un anillo de seguridad alrededor de Bagdad, los insurgentes y las milicias podrían volver a las zonas que ya se han limpiado durante los registros", advirtió el general, que se refirió al éxito que esta medida ha tenido en otras ciudades iraquís.

FÁCIL INFILTRACIÓN La pregunta es si realmente podrán sellar Bagdad, una enorme ciudad con casi 100 kilómetros de perímetro y donde las guerrillas lo tienen muy fácil para infiltrarse por zonas alejadas de las trincheras. El objetivo es frenar la escalada de violencia. La morgue de Bagdad no da abasto: en agosto recibió 1.535 cadáveres de civiles iraquís, y en los últimos días se han hallado 161 cuerpos de personas ejecutadas.

Ayer mismo, ocho iraquís murieron en varios atentados. Una de las víctimas mortales se produjo cuando un kamikaze se hizo estallar al paso de una patrulla de policía. Y en el centro de Bagdad, dos personas murieron al estallar un coche bomba.