Benedicto XVI lamentó ayer por segunda vez que sus palabras sobre el islam fueran malinterpretadas, y dijo que espera que "haya quedado claro" su "profundo respeto hacia las grandes religiones, particularmente hacia los musulmanes". En la audiencia de los miércoles, el Papa subrayó que confía en que sus palabras "constituyan un empuje y un estímulo para un diálogo positivo, incluso autocrítico, tanto entre las religiones como entre la razón moderna y la fe cristiana".

A pesar de que las protestas contra el Pontífice han disminuido, la Fiscalía de Roma abrió ayer un sumario sobre las amenazas vertidas desde algunas webs islámicas. "No existe una amenaza específica, pero no tomar conciencia de la situación equivaldría a escondernos", explicó Achille Serra, comisario de Roma. El turco Mehmet Alí Agca, que en 1981 intentó asesinar al papa Juan Pablo II, advirtió a Benedicto XVI de que su vida correrá peligro si, como prevé, visita Turquía en noviembre.

La presencia de policías alrededor de la plaza de San Pedro era ayer más visible que de costumbre, y los controles en los accesos eran más exhaustivos.

Benedicto XVI explicó ante 40.000 personas que había elegido como tema "la relación entre fe y razón" porque "quería invitar al diálogo de la fe cristiana con el mundo moderno y al diálogo entre culturas y religiones". "Cité algunas palabras de un diálogo cristiano-islámico con las cuales el interlocutor cristiano presentó al interlocutor islámico, de una manera que para nosotros resulta incomprensiblemente brusca, el problema de la relación entre religión y violencia", aseguró.

"Desgraciadamente, la cita ha sido malentendida, aunque para un lector atento resulta claro que no quería de ninguna manera hacer mías las palabras negativas pronunciadas por el emperador medieval. Mi intención --añadió-- era muy distinta: explicar que no son la violencia y la religión las que deben caminar juntas, sino la religión y la fe".