Corea del Norte echó ayer un órdago al mundo al detonar su primera bomba nuclear. El desafío abre otra brecha en la frágil seguridad de la región, una zona rica en conflictos aún abiertos, ya que podría estimular la carrera armamentista.

A corto plazo, la prueba subterránea aprieta aún más la soga al cuello del régimen norcoreano, que se lo ha puesto muy difícil a los pocos apoyos que le quedaban. Y fácil a George Bush, para quien el país se integra en el eje del mal. El Consejo de Seguridad de la ONU condenó "con firmeza" el ensayo y EEUU hizo circular un borrador de resolución en el que se contemplan sanciones y el recurso al Capítulo 7 de la Carta de la ONU, que incluye el ataque militar.

Los servicios sismológicos de Corea del Sur, Japón, EEUU y Rusia detectaron en la mañana de ayer temblores que iban desde los 3,5 hasta los 5 grados en la escala Richter en la localidad de Hwadaeri. Poco después fue la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte la que informó de la prueba, hecha con garantías de seguridad.

"GRAN SALTO ADELANTE" La agencia norcoreana señaló que el éxito del ensayo supone "un gran salto adelante en la construcción de una nación próspera y socialista". Según la propaganda norcoreana, la prueba contribuye a mantener la paz y la seguridad. Pyongyang, que ya anunció la semana pasada que llevaría a cabo la prueba, defendió su derecho a la "legítima defensa" ante el peligro de que EEUU desatara una guerra nuclear en la región.

Los primeros cálculos señalan que el poder destructivo equivalía a 550 toneladas de TNT, un número entre 30 y 40 veces menor que el de la bomba que destruyó Hiroshima en 1945.

El potencial armamentístico norcoreano es un misterio, como casi todo lo que rodea al país más hermético del planeta. Algunas fuentes sospechan que tiene plutonio para unas ocho bombas, pero que carece de la tecnología para introducirla en un misil. Corea del Norte, un país misérrimo, destina el 90% de su PIB al Ejército. A pesar de ello, los siete misiles que lanzó en julio pasado, y que precedieron a la crisis actual, se hundieron en el mar de Japón.

Las reacciones más duras llegaron del eje Washington-Tokio, que quieren imponer en el Consejo de Seguridad el Capítulo 7 de la Carta de la ONU. Las sanciones son probables, pero es seguro que China y Rusia, miembros permanentes del Consejo, bloquearán la fuerza militar.

Con la bomba norcoreana, las alarmas sonaron fuerte en el mundo. La OTAN celebró una reunión extraordinaria. El presidente de EEUU, George Bush, condenó una "provocación" que calificó de "amenaza para la paz y seguridad internacional". El mayor problema del conflicto norcoreano es que contagie a Asia, donde puede dispararse la carrera armamentística.