EL PRIMER MINISTRO británico afirmó ayer que el niqab, el velo islámico que cubre el rostro de la mujer, "es una marca de separación" entre colectivos y que "incomoda a personas ajenas a la comunidad". Añadió que "no se trata de forzar a nadie a hacer nada ni de decirle lo que no tiene derecho a hacer". Su postura coincide con la del líder laborista en la Cámara de los comunes, Jack Straw, que días antes se pronunció manifestando que el velo facial dificulta la comunicación.