Entre rumores de multitudinarias demostraciones de fuerza en las calles, amenazas de guerra civil y escasos llamamientos al sentido común, la franja de Gaza mira con una mezcla de ansiedad y temor hacia El Cairo, donde este fin de semana debe celebrarse una cumbre que todas las fuentes coinciden en señalar que es la última oportunidad para Hamás y Al Fatá: o ponen fin a sus diferencias o estalla un conflicto generalizado. En previsión de lo peor, las dos facciones se están rearmando con fusiles, pistolas, explosivos y lanzagranadas, según dijeron a este diario fuentes de la seguridad palestina y de ambos partidos.

"Ellos se están rearmando con todo tipo de armamento y nosotros, también. Nuestra paciencia se ha acabado, y si nos atacan la respuesta será dura", explica un líder de Al Fatá en Jan Yunis. Al arsenal del que disponen las diferentes milicias del partido del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás, hay que añadirle las fuerzas de seguridad.

Por su parte, el armamento de Hamás procede del contrabando de armas a través de túneles en la frontera entre Gaza y Egipto. Además, según fuentes de la seguridad palestina, está entrenando escuadrones de la muerte.