La pesadilla que viven 17 chinos uigures arrestados en Guantánamo ha devuelto la atención sobre la situación de estos musulmanes en la cárcel militar, pero también sobre la persecución a la que son sometidos en su país. Según denunció el viernes uno de los abogados de los uigures --miembros de una minoría turcoparlante perseguida en la República Popular China, su país de origen--, EEUU ha impuesto a los detenidos "un régimen de aislamiento y de crueldad inaudito en las jurisdicciones civiles o militares". Los hombres pasan 22 horas al día en solitario en celdas sin luz natural, "una amenaza inmediata" para su salud física y mental.

Los problemas de los uigures en el campamento seis se suman a la persecución en su país, China. En el 2001, Pekín, con el apoyo de Washington, incluyó a los separatistas del Movimiento Islámico del Turkestán Oriental en la lista de "terroristas internacionales". En los últimos meses, alegando que colaboran con Al Qaeda, ha librado una lucha contra ellos en Xinjiang, provincia vecina a Kirguizistán y Tayikistán. Washington parece ver ahora que ha sido manipulado por Pekín y esas discrepancias se confirmaron cuando, al liberar a cinco de los uigures de Guantánamo, EEUU se negó a repatriarlos y les buscó asilo en Albania.