El

Movimiento de Resistencia Islámico (Hamás) ha amenazado con vengar con todos los

medios a su alcance la muerte, hoy, de seis de sus miembros, en un nuevo

"asesinato selectivo" del Ejército israelí en la franja de Gaza.

"Tras

esta horrible masacre todas las opciones están abiertas para la Brigadas de Azedín Al Kasam", aseguró el portavoz en Gaza de ese brazo armado de Hamás, Abu

Obaida. Las "fuerzas de ocupación" israelíes, advirtió Abu Obaida,

"están jugando con fuego" al atacar a miembros del movimiento islamista, que

controla la franja de Gaza desde el pasado junio.

Era la respuesta de Hamás a la muerte, a última hora de la tarde, de sus militantes, cuando un

helicóptero militar israelí lanzó una bomba sobre el vehículo en el que viajaban

en las cercanías del campamento de refugiados de Al Bureij, según fuentes

hospitalarias palestinas.

Según las fuentes, que se remitieron a

testigos presenciales, cuatro de los muertos pertenecían al brazo armado de

Hamás, mientras que los otros dos eran miembros de la Fuerza Ejecutiva, el

cuerpo de seguridad creado por el movimiento islamista tras su llegada al poder,

en marzo de 2006. Uno de ellos fue identificado como Mohamed Abu Arab,

un dirigente local de Hamás. Los testigos agregaron que el coche

pertenecía a las fuerzas de seguridad de Hamás y fue bombardeado cuando

abandonaba la base palestina de Makbola, cerca de la frontera con

Israel.

El auto quedó completamente destrozado, hasta el punto de que

los enfermeros tuvieron dificultades para recoger los cuerpos, porque habían

quedado carbonizados y desperdigados por la zona, explicó el director del

servicio de ambulancias del Ministerio palestino de Sanidad, Muawia

Hasanin.

Tras el ataque aéreo, varios tanques israelíes abrieron fuego

contra el lugar del bombardeo y se internaron en el área, según los

testigos. El Ejército reconoció el ataque, pero defendió que fue lanzado

por unidades terrestres. Según portavoces militares israelíes, los

ocupantes del vehículo pertenecían a una "célula terrorista" que había disparado

ese mismo día varios cohetes artesanales Al Kasam sobre el sur de

Israel.

Desde que Israel sacó hace dos años a sus colonos y militares de Gaza, las milicias palestinas han lanzado casi 3.000 de estos cohetes y

proyectiles de mortero, matando a cerca de una decena de israelíes. En

ese mismo periodo, 674 gazanos han perdido la vida por acciones militares

israelíes, de los que 359 son civiles que no participaban en enfrentamientos,

según datos de la ONG israelí Betselem. Los últimos seis murieron el

pasado martes en dos ataques en el sur de la Franja, justo en la víspera del

segundo aniversario del "Plan de Desconexión" de Gaza, aplicado por el entonces

primer ministro israelí, Ariel Sharon.

La ofensiva de hoy llegó con Gaza

parcialmente a oscuras, desde que el pasado jueves la Unión Europea suspendiera

su ayuda financiera al suministro de fuel en la Franja, a causa de una supuesta

pretensión de Hamás de cobrar un impuesto sobre el consumo energético. "Estamos preparados para reanudar nuestro apoyo a la planta de energía de Gaza

una vez que recibamos las apropiadas garantías de que todos los fondos serán

usados exclusivamente para el beneficio de la población", aseguró hoy la

delegación comunitaria en una nota difundida en Jerusalén.

Un 80 por

ciento de los 1,5 millones de habitantes de la Franja come cada día gracias a

los donantes internacionales. En semanas, la población podría depender

por completo de la ayuda humanitaria si persiste el cierre de los principales

pasos fronterizos, según denunció el pasado día 9 el subcomisario de la Agencia

de la ONU para el Socorro a los Refugiados Palestinos (UNRWA), Filippo Grandi.