El huracán Dean enfiló ayer Jamaica y las islas Caimán con vientos sostenidos de 230 kilómetros por hora, al tiempo que amenazaba con convertirse en un meteoro catastrófico. Jamaica lo recibía en emergencia total, ya sin turistas y con la gente encerrada en sus casas, o en escuelas e instalaciones deportivas. Mientras, más de la mitad de los 80.000 turistas del Caribe mexicano abandonaron Cancún y la Riviera Maya, aunque una ligera variación hacia el sur en la dirección del ciclón trasladó la preocupación a la zona maya del centro del estado de Quintana Roo, en el que Dean impactará en la madrugada de mañana.

Según el Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami, ese leve cambio de dirección disminuye también el riesgo de un posterior impacto sobre Tejas y lo aumenta sobre el centro de México. En cualquier caso, los expertos preveían que Dean, que mantenía una fuerza de categoría 4 sobre 5 en la escala Saffir-Simpson, iba a aumentar su magnitud al entrar en las zonas de aguas más cálidas del Caribe. De momento dejaba una estela de islas inundadas y al menos cinco muertos.

SALIDA DE TURISTAS A razón de unos 28.000 por día, la mayor parte de los turistas salieron ya de un Cancún todavía soleado. Quedaban unos 20.000, que aún podrían salir hoy, mientras se mantengan los vuelos. Solo algunos centenares de los 7.000 visitantes españoles que había en la zona llegaron ya a Madrid; buena parte del resto permanecían en los grandes hoteles españoles de la Riviera Maya, preparados para resistir huracanes, incluso con auditorios que se transforman en búnkeres. El gerente de uno de esos hoteles, enclavado entre Cancún y Playa del Carmen, dijo que mantenía una ocupación del 86% de sus 400 habitaciones y que entre los huéspedes se encontraban unos 130 turistas españoles.

En realidad, dependían de sus agencias de viajes y líneas áereas. Los dos vuelos entre Madrid y Cancún previstos para ayer fueron cancelados y, en su lugar, las compañías Air Europa e Iberworld enviaron aviones vacíos desde Punta Cana, en la República Dominicana --donde dejaron a sus clientes--, para facilitar la salida de turistas de Cancún.