La oposición republicana en Nueva York dio ayer un ultimátum de 48 horas al gobernador Eliot Spitzer para que dimita si no quiere afrontar un proceso de impeachment (destitución) por su implicación en un escándalo sexual que le ha señalado como usuario frecuente de una red de prostitución de lujo. Pero la amenaza no cristalizará. Los ayudantes de Spitzer iniciaron ayer las conversaciones con los de su lugarteniente, David Paterson, y aunque no hay calendario fijado para la transición, se da por seguro que Spitzer pasará el testigo a quien será el primer gobernador negro de Nueva York.

Con un déficit de 3.000 millones de euros y la necesidad de aprobar los presupuestos para el 1 de abril, Paterson tendrá un arranque difícil.

Ni en Nueva York ni en todo EEUU se explican cómo Spitzer ha echado a perder su prometedora carrera. Cualquier esperanza política se ha desvanecido para quien se definió a sí mismo como "una apisonadora" en la lucha contra la corrupción y la falta de ética. Ahora es conocido como Cliente número 9 en las grabaciones del FBI.