La victoria de la izquierda en las municipales y cantonales, sobre todo del PS, instala en Francia una especie de nueva cohabitación, esta vez territorial, en lugar de la política a la que tuvieron que plegarse François Mitterrand y Jacques Chirac cuando ganó las legislativas la fuerza de oposición: la derecha en 1986-88 y 1993-95, frente al presidente socialista, y la izquierda, frente al predecesor de Nicolas Sarkozy, en 1997-2002. Ahora, a la presidencia de Sarkozy y a su mayoría en la Asamblea Nacional, la izquierda opondrá su poder municipal, en departamentos y en regiones. La izquierda gobernará 24 de las 36 ciudades mayores de 100.000 habitantes, después de arrebatarle un total de nueve a la derecha.

Entre las mayores de 30.000 habitantes, la derecha pierde 38 y 44 si el límite se fija en los 20.000. Ambos cálculos superan las previsiones del primer secretario del PS, François Hollande, que había pronosticado una ganancia de una treintena. En total, la izquierda dirigirá 350 ciudades de más de 15.000 habitantes (59 más) frente a 262 de la derecha (80 menos).

Este poder municipal se completa con la supremacía en los departamentos (provincias). La izquierda, que gana nueve, gobernará 60 de 101, tras imponerse por casi siete puntos (51,1% a 44,4%). A todo ello hay que sumar que, desde el año 2004, los socialistas dirigen 20 de las 22 regiones metropolitanas.