Los problemas se le acumulan al primer ministro británico. Gordon Brown perdió ayer a una de sus más fieles colaboradoras. Después de resistir durante semanas en la cuerda floja, Wendy Alexander ha tenido que dimitir como líder del Partido Laborista en Escocia.

En el cargo desde hace tan solo nueve meses, Alexander ha caído por no haber declarado a tiempo donativos por un monto de unos 10.000 euros, recibidos para sufragar su campaña por el liderazgo laborista el pasado año. Los jueces no han hallado indicios delictivos en su comportamiento, pero un comité del Parlamento autónomo escocés recomendó la semana pasada un día de suspensión como condena por haber roto con las normas establecidas sobre donaciones.