China ha iniciado una campaña para evitar que los Juegos Olímpicos se vean entorpecidos por las habituales protestas ciudadanas. Una circular de Pekín hacia los órganos de poder locales y provinciales ordena calmar y desactivar las manifestaciones, disturbios o cualquier incidente de masas, ha asegurado la prensa nacional, tras una revuelta ocurrida el fin de semana en la provincia de Ghizhou.

A medida que se acercan los juegos, aclara un vídeo repartido por todo el país, "la gestión acertada de las quejas, la protección de la armonía social y la estabilidad y la solución de los problemas son duras batallas que todos los departamentos de cualquier nivel deben ganar". "Estamos entrando en un estado de guerra", abundó un funcionario de la provincia de Zhejiang. Ocurre que los incidentes de masas y protestas se han multiplicado en los últimos años debido a la corrupción en gobiernos locales.

Las medidas coinciden con la última gran revuelta. Unos 10.000 campesinos incendiaron edificios gubernamentales y volcaron decenas de coches este fin de semana en la provincia suroccidental de Guizhou tras la muerte en extrañas circunstancias de una joven de 15 años.