Francia asume hoy la presidencia semestral de la UE con el objetivo de hallar una salida a la crisis abierta por el no irlandés al Tratado de Lisboa y evitar una parálisis política europea. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, viajará a Dublín el 11 de julio para sondear posibles soluciones que permitan salvar las reformas institucionales de la UE. La crisis irlandesa ha trastocado los planes de Sarkozy para su presidencia europea, cuyas otras prioridades son: un pacto europeo sobre inmigración, la institucionalización de la Unión para el Mediterráneo, el reforzamiento de la autonomía defensiva europea, el inicio de la reflexión sobre el futuro de la política agraria común y el problema del encarecimiento del petróleo.

Sarkozy aspira a lograr en la cumbre europea del 15 de octubre un acuerdo para completar la ratificación del Tratado de Lisboa. En esa fecha, el Tribunal Constitucional checo debería haberse pronunciado sobre la compatibilidad del Tratado con la Carta Magna del país, lo que despejaría la vía para la ratificación y dejaría más aislada a Irlanda.

El pacto europeo sobre inmigración quiere ser una de las piedras angulares de la presidencia francesa, que busca lograr un compromiso político para forzar a los inmigrantes legales a aceptar los valores europeos, endurecer las medidas para luchar contra los sin papeles, admitir solo a inmigrantes en función de las carencias laborales europeas y prohibir nuevas regularizaciones masivas de sin papeles, como las realizadas por España. El Gobierno español está negociando suavizar el texto. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero quiere evitar que figure el concepto de contrato de integración porque esa idea fue del PP.