Al sonar la primera campanada se escuchó la primera explosión. Instantes después, la segunda. La mayor fiesta civil del año acabó en tragedia en la gran plaza colonial de Morelia, capital del estado mexicano de Michoacán, donde 8 personas murieron y 101 resultaron heridas. Fue un atentado contra la población cometido en plena ceremonia del Grito de Querétaro, que iniciaba a medianoche del lunes el Día de la Independencia. Al presidir ayer el desfile militar, el presidente, Felipe Calderón, pidió, "en nombre de la República", "la unidad" del país "en esta hora crítica".

El gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, del Partido de la Revolución Democrática (PRD, de izquierda), vio truncado su toque de campana y sus vivas a México y a "los héroes que dieron patria y libertad" a los mexicanos en 1810. Las que él cree que fueron dos granadas de fragmentación --según otros testigos, lanzadas por un tipo robusto vestido de negro-- provocaron brutales escenas de pánico y dejaron la plaza salpicada de cuerpos y de sangre. "Sin duda alguna, se trata de un acto terrorista", señaló el gobernador. Y añadió: "El crimen organizado es nuestra primera hipótesis".

Michoacán es uno de los estados más violentos de México. En el 2006 fue el más sangriento, con 567 asesinatos. Son frecuentes las ejecuciones de distinta índole: enfrentamientos entre bandas rivales por el control del narcotráfico, asesinatos de policías, jueces y algún periodista.