El consenso sobre la negociación de la reforma del Estado belga solo duró unas horas. Los partidos flamencos y francófonos volvían ayer a enfrentarse y vuelven a situar al país en el caos político. Los choques no se limitan a la pugna entre los dos bandos interregionales, sino que se producen también en el interior de cada una de las dos comunidades lingüísticas.

Los nacionalistas flamencos de la Alianza Neo-Flamenca (NVA), socios indispensables de los democristianos (CDV) del primer ministro, Yves Leterme, fueron los primeros en abrir el fuego, al rechazar el compromiso sobre el marco de negociación de la reforma del Estado por "insuficiente". El partido nacionalista, defensor de la independencia de Flandes, celebrará hoy un congreso en el que debe decidir si abandona el Gobierno flamenco y si deja de apoyar al Gobierno federal.