Los candidatos presidenciales, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, reiteraron hoy las posturas de su campaña al defender, en un caso, el mensaje de cambio y, en el otro, la experiencia en una noche de contrastes. El primer cara a cara entre los dos aspirantes a la Casa Blanca en la Universidad de Misisipi ofreció poco espectáculo pero tuvo profundidad en los asuntos, discurrió en un tono profesional y careció de gestos traicioneros o errores garrafales. Al final, según las primeras observaciones de la prensa, el debate terminó en empate. Pero habrá que esperar a ver lo que dicen las encuestas.

Obama buscó vincular en todo momento a su contrincante con las fallidas políticas del actual presidente George W. Bush, mientras que McCain trató de dejar claro que su oponente carece de su larga trayectoria y del conocimiento de los temas sobre el terreno. El moderador, el periodista de la televisión pública Jim Lehrer, inauguró el debate con preguntas sobre la crisis financiera en EEUU que tiene ya un perfil global.

Obama aprovechó la ocasión para culpar del desaguisado a los "ocho años de políticas fallidas" de Bush, que, insistió, ha apoyado John McCain. McCain, mientras tanto, trató de distanciarse de su propio partido al destacar que varios de sus correligionarios están ahora en prisión por cargos de corrupción relacionados con las partidas especiales en los proyectos de ley del Congreso. "Lo primero que tenemos que hacer es controlar el gasto en Washington. Está completamente fuera de control", dijo.

Los impuestos, un asunto crítico para los votantes, fue motivo también de un acalorado intercambio dialéctico. Obama se presentó como el defensor de la clase media, al afirmar que recortaría los impuestos a los que ganan menos de 250.000 dólares, el 95 por ciento de la población. McCain, por su parte, acusó a su rival de querer aumentar los impuestos y, en particular, a las empresas que, según él, ya padecen algunas de las cargas fiscales más altas del mundo.

"Estamos ganando en Irak"

En política internacional, la guerra de Irak fue la gran protagonista de la jornada. El senador demócrata se opuso a la contienda desde el principio, cuando era candidato al Senado. McCain la apoyó pero fue uno de los principales defensores de la decisión de la Casa Blanca de cambiar de estrategia en el 2007, un cambio que implicó el envío de más tropas y ha permitido una mejora de la situación en el país árabe. "Esta estrategia ha resultado, estamos ganando en Irak", afirmó McCain. "Veremos un aliado estable en la región y una joven democracia".

Obama contraatacó diciendo: "La primera pregunta es si debimos de haber participado en esta guerra para empezar. Tenemos que utilizar nuestro ejército de forma sabia y no lo hicimos en Irak". McCain lo criticó por mirar hacia el pasado, al aducir que esos no son los desafíos que tendrá que afrontar el próximo presidente. Ambos se mostraron, por lo demás, de acuerdo en la necesidad de enviar más tropas a Afganistán pero difirieron en la estrategia a seguir allí.

Obama indicó que además de reforzar las tropas presionaría al Gobierno afgano a "trabajar en favor de los suyos" y para que hiciera frente al tráfico de opio, una de las principales fuentes de financiación del movimiento talibán, que resurge en el sur del país, y Al Qaeda. Además, aseguró, presionaría a Pakistán para que haga frente al santuario que ha encontrado Al Qaeda, según él, en las áreas tribales del noreste de ese país.

Por su parte, McCain afirmó que no está dispuesto a amenazar a Pakistán con retirar la ayuda bilateral. "Tenemos que ayudar a la gente de Pakistán" para lograr su colaboración, sostuvo el candidato republicano, que acusó a Obama de amenazar con atacar ese país. La estrategia a seguir, a su juicio, es similar a la que propone para Irak, "lograr el apoyo de la gente" en Afganistán y Pakistán.

Obama, por otro lado, defendió su derecho a sentarse a negociar con líderes de países hostiles como Irán, Venezuela o Cuba y dijo que la estrategia de no dialogar ha resultado un fracaso. El senador por Illinois reprochó a McCain que dijera en una entrevista hace unos días que no sabe si se reuniría con el presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero.

Otro de los momentos más destacados llegó cuando McCain acusó a su rival demócrata, Barack Obama, de "ingenuidad" en su política hacia Rusia. Rusia, según McCain, es un país que "cometió una grave agresión" contra un país vecino independiente, Georgia, y que se encuentra bajo el control de la KGB -los servicios secretos- y "apparatchik", funcionarios del antiguo régimen comunista.