La crisis no es la única cosa de las que están pasando que da miedo. Algo muy feo está tomando cuerpo en el escenario político: a medida que las opciones de McCain se desvanecen, la gente que acude a sus mítines da a todas luces la sensación de estar cada vez más poseída por una especie de odio insano. No es simplemente un fenómeno de masas. Es algo perceptible en los medios de la derecha, y hasta cierto punto en los discursos de McCain y Sarah Palin. Esto ya lo habíamos visto antes. Hay algo que ha sido como borrado de la historia establecida de la política: la total locura de los ataques a los Clinton. Que si eran traficantes de drogas, que si asesinaron a Vince Foster (y a muchas personas más), que si estaban aliados con potencias extranjeras... Y estos temas no solo aparecían en publicaciones alternativas, sino que se debatieron en el Congreso, recibieron apoyos desde la página editorial de The Wall Street Journal y demás. Todo se resume en que una significativa fracción de la población norteamericana, con el apoyo de mucho dinero e influencia política, sencillamente no cree que un Gobierno liberal --aun de un liberalismo moderado-- sea legítimo. Se supone que Ronald Reagan dejó este tema resuelto de una vez por todas. ¿Y ahora qué pasará cuando Barack Obama salga elegido? Será incluso peor que en los años Clinton. A buen seguro habrá acusaciones locas, y no me sorprendería ver algo de violencia. Los próximos años serán muy, muy duros.

Distribuido por The New York Times Syndicate. Traducción, Toni Tobella.