El presidente de EEUU, Barack Obama, lleva meses estudiando un rediseño de la política exterior de Washington respecto a Irán, Afganistán, Pakistán y Oriente Próximo, estrategias cuya definición, al menos parcial, se anticipa de forma inminente. Y si tras los complejos movimientos de piezas se augura la configuración de un nuevo mapa político, hay pasos que difuminan, aunque no borran, los anticipados giros. Uno de los últimos lo dio Obama el jueves, cuando anunció al Congreso la prórroga de las sanciones a Irán impuestas por Bill Clinton en 1995 y renovadas anualmente.

"Las acciones y las políticas del Gobierno de Irán son contrarias a los intereses de EEUU en la región y plantean una continua, inusual y extraordinaria amenaza", aseguró el presidente, al anunciar la ampliación durante otro año de las sanciones. Estas prohíben a compañías estadounidenses efectuar inversiones y transacciones comerciales y otras operaciones para el desarrollo de la industria petrolera. Y se suman otras, por ejemplo, las de Naciones Unidas.

TENSIÓN El decreto de Obama tensa unas relaciones con el régimen de Mahmud Ahmadineyad que el presidente ha relajado con pasos concretos, como invitar a Irán a participar en las conversaciones sobre Afganistán, a final de mes en La Haya.

El giro de Obama en la política para la región respecto a la Administración de su predecesor, George Bush, es claro.

El demócrata --que podría incluso nombrar un enviado especial para Irán y abrir por primera vez desde la crisis de los rehenes contactos diplomáticos-- ha ofrecido replantear la instalación de bases en Polonia y la República Checa como parte del escudo de misiles que rechaza Rusia si colabora con EEUU en facilitar las relaciones con Teherán. Y ha planteado también un calendario de retirada de Irak, incrementando a la par la presencia militar en Afganistán, pero anunciando una revisión de la estrategia para el país.

AFGANISTÁN Y PAKISTÁN El anuncio de esta parece inminente, y The New York Times aseguraba ayer que Obama podría desvelar los detalles a finales de la semana que viene o la siguiente. El plan posiblemente reconocerá que los siete años de guerra han empujado a militantes de Al Qaeda y extremistas talibanes hacia Pakistán y dedicará más esfuerzos tanto a tratar de lograr la reconciliación con talibanes moderados como a solucionar los problemas de esos nuevos santuarios en Pakistán.