Barack Obama y su vicepresidente, Joe Biden, iniciaron ayer la jornada con un encuentro ante la prensa junto al senador Arlen Specter, el republicano moderado que se ha pasado al Partido Demócrata. En el momento de anunciar su decisión, Specter fue sincero al justificarla con el argumento de que, ahora mismo, le es imposible ganar las elecciones primarias de su partido en Pensilvania para aspirar a la reelección. Y es que la marcha de Specter es un duro golpe para los conservadores, cada vez más extremistas y alejados de la centralidad en asuntos tanto de valores como económicos.

La salida de Specter fue saludada con desdén por parte del gurú mediático conservador Rush Limbaugh, que dijo en su programa de radio que junto a él deberían irse otros que en realidad no son republicanos. Y es que los 100 días de Obama han dejado en una situación delicada al otro gran partido estadounidense. Sin líder y con una base electoral menguante, los republicanos se han enrocado en una oposición de principios contra Obama que les aleja de los votantes independientes y que hace muy difícil su reconstrucción cara a las legislativas del 2010 y a las presidenciales del 2012.