Hoy es el día número 100 desde que llegué a este cargo", manifestó ayer Barack Obama en un mitin organizado en Arnold (Misuri), y los asistentes aplaudieron. La Casa Blanca lleva tiempo diciendo que el cumplimiento de los primeros 100 días es una efeméride artificial creada por la prensa, pero ayer Obama se fue a Misuri para hacer balance de los primeros pasos de su presidencia y por la noche (madrugada de hoy en España) iba a ofrecer una rueda de prensa. Su mensaje principal: que queda mucho por hacer. "Estoy contento de los progresos que hemos hecho, pero no estoy satisfecho. Tengo confianza en el futuro, pero no estoy contento con el presente", dijo Obama.

Los dos actos tenían la intención de destacar lo hecho hasta ahora y seguir convenciendo a los estadounidenses de que el ambicioso espectro de políticas que ha emprendido Obama es el camino adecuado. "Hemos empezado el trabajo de rehacer América, pero tenemos mucho trabajo por hacer", dijo un Obama que quiso rehuir la autocomplacencia y, en línea con su política comunicativa, alertar a los estadounidenses de que la situación sigue siendo complicada y que él no tiene una varita mágica para "hacer milagros".

LA GENTE, SU JEFE En su discurso, Obama defendió su planteamiento de afrontar muchos temas a la vez como la única forma de lograr tanto salir de la crisis como poner "los cimientos" de un nuevo modelo económico y de relaciones sociales basado en la responsabilidad. Una vez más, Obama se presentó como un pragmático que no actúa por motivos ideológicos, sino pensando en el bien común. "Trabajo para vosotros y no quiero decepcionaros", afirmó.

Los 100 primeros días de Obama vienen marcados por unas encuestas de popularidad muy favorables, cercanas al 70%. Pero como los datos de descenso del PIB en el primer trimestre del año --que se hicieron públicos ayer-- demuestran, la gran mayoría de las políticas de Obama (sobre todo en lo que se refiere a la crisis económica) aún no han empezado a dar sus frutos.

Lo que sí ha calado, y así lo prueban las encuestas, es un nuevo estilo de hacer política. "Los cambios que hemos hecho son los cambios que prometimos. Estamos haciendo lo que dijimos que haríamos", señaló el mandatario. La frase tenía dos intenciones: destacar que la suya es una presidencia basada en un contrato con el electorado firmado por Barack Obama --no por un partido-- y recordar de nuevo que su principal capital político es su enorme popularidad, y que en estos 100 días de gobierno su carisma no se ha erosionado.

MENSAJE Y MENSAJERO A falta de que el tiempo permita valorar lo acertado o erróneo de sus políticas, un balance incontestable de estos 100 días es que Obama sigue siendo mensaje y mensajero al mismo tiempo. Es la confianza en su capacidad lo que hace creer en sus políticas, y no al revés. Por eso, a pesar de que esto de los 100 días es una efeméride inventada por la prensa, el día de ayer estuvo dominado por la presencia de Obama.