Apoyado en un bastón, el único condenado por el atentado de Lockerbie, Abdelbaset Alí Mohamed al Megrahi, ascendió ayer los peldaños del avión que le llevó de regreso a Libia tras ser liberado en Escocia por motivos humanitarios. En aquel atentado, ocurrido en 1988, murieron 270 personas, 189 de ellas estadounidenses. La decisión escocesa supone un desafío a los llamamientos hechos por Estados Unidos para que Megrahi continuara en la cárcel.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, "lamentó profundamente" la medida adoptada por el ministro de Justicia escocés, Kenny MacAskill, y la consideró "un grave error". En los últimos meses su Gobierno, con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, a la cabeza, había realizado intensas negociaciones para que el condenado cumpliera la totalidad de su pena.

SUMA GRAVEDAD Los informes médicos señalan que a Megrahi, exmiembro de los servicios secretos libios, le quedan pocos meses de vida debido al cáncer terminal de próstata que padece. Tres meses, según algunas fuentes. Esto ha sido determinante para que el ministro MacAskill, adoptara su decisión, "basada única y exclusivamente en el criterio de los médicos y en el sistema judicial escocés", y no en la solicitud de excarcelación presentada por Libia en virtud de un acuerdo firmado con el Reino Unido sobre la transferencia de prisioneros en noviembre del 2008 y ratificado en abril.

La declaración del ministro escocés estuvo salpicada de fuertes críticas al Gobierno británico, al que acusó de haber negociado el citado pacto sin tener en cuenta la opinión de Edimburgo y de no haberle informado de los términos del acuerdo sobre este tema al que llegó el Reino Unido con EEUU antes de que comenzara el juicio en 1998.

MacAskill reconoció que Megrahi no mostró "compasión alguna" para con sus víctimas, "pero que esto no es razón para que le sea negada a él". Un tribunal escocés le condenó en el 2001 a cadena perpetua por haber colocado una bomba en un vuelo de la compañía estadounidense PanAm que estalló sobre la localidad escocesa de Lockerbie en 1988. Como mínimo, Megrahi tendría que haber cumplido al menos 27 años de cárcel, pero solo ha pasado ocho en prisión.

REACCIÓN DISPAR La reacción de los allegados de las víctimas fue dispar, aunque predominó el enojo. Algunos familiares de las víctimas británicas creen que Megrahi fue utilizado como cabeza de turco por el líder libio Muamar Gadafi. Pero para la norteamericana Stephanie Bernstein, quien también cree que Megrahi no es ni de lejos el único responsable, afirmó que el único victorioso de esta decisión es el jefe de Estado libio.

Por otra parte, el pasado lunes el Ministerio de Comercio e Industria británico negó que su titular, Peter Mandelson, hubiese intervenido en la liberación de Megrahi para favorecer los intereses de las petroleras británicas, después de conocerse que recientemente mantuvo un encuentro con el hijo y posible sucesor de Muamar Gadafi.

Libia, después de años de ostracismo internacional, ha mejorado extraordinariamente sus relaciones con Occidente desde que decidió renunciar a la posesión de armas de destrucción masiva en el 2003. Además, Gadafi aceptó compensar a las familias de las víctimas del atentado con indemnizaciones. En su insistencia para que Megrahi fuera liberado, llegó a advertir a Londres de que podría sufrir consecuencias económicas.