El Ejército yemení encontró 100 cadáveres de rebeldes chiís que murieron en los últimos dos días en enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales en la provincia de Amran, en el norte del país, según informaron ayer fuentes militares.

Yemen, país con altos índices de pobreza y con unos 23 millones de habitantes, lucha contra militantes de Al Qaeda y secesionistas descontentos del sur, además de rebeldes, en el área montañosa del norte, junto a Arabia Saudí.

Los cuerpos fueron hallados en la zona estratégica de Harf Sofian, que estaba controlada antes por los rebeldes, seguidores del clérigo chií Abdel Malek al Hutí. El Ejército asegura haber recuperado el control total de la zona, que se encuentra en la carretera que une Saná con la provincia de Saada. Los rebeldes disputaron esa versión, e insistieron en que aún ocupan varios puntos de la zona.

Los insurgentes chiís, conocidos también como hutís, son el blanco de una fuerte ofensiva terrestre y aérea lanzada por el Gobierno yemení desde el pasado día 11 en la provincia de Saada, que ha forzado a miles de familias a huir de sus hogares y buscar refugio en campamentos.