Todo lo que Otis McDonald quería era sentirse protegido en su propia casa, algo que este hombre de 76 años sentía que no podía lograr sin un revólver. Pero este vecino de Oak Park, un suburbio de Chicago, ha llevado al Tribunal Supremo de EEUU a una decisión que da una trascendental victoria a los grupos pro- armas y sienta un precedente en el delicado equilibrio entre autoridad federal, estatal y local.

El alto tribunal decidió ayer por 5 votos a 4 que la segunda enmienda de la Constitución "se aplica por igual al Gobierno federal y a los estados". Eso significa que el derecho a llevar armas debe ser respetado en todo el país, por encima de las leyes de los estados y las locales.

La segunda enmienda reza que "siendo necesaria una milicia bien regulada para la seguridad de un Estado libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas". Pese a la clara referencia a las milicias, es la que desde hace décadas esgrimen los grupos proarmas. Y hace ya dos años lograron una victoria clave, cuando, en un caso planteado por un hombre de Washington, el Supremo decidió extender a los individuos el derecho vinculado a las milicias.

EL PRECEDENTE Dado que la capital de EEUU es un enclave con estatus federal, esa decisión solo afectaba a leyes federales. Pero abrió las puertas a nuevas demandas en otros lugares, y entre ellas apareció la de McDonald.

Ayer, obligando a un tribunal inferior a que retome el caso que este interpuso contra la legislación de armas de Chicago (una de las más restrictivas del país), el Supremo impuso la autoridad federal sobre la estatal y local. Y abrió las puertas a otra avalancha de demandas en otros sitios donde se restringe el acceso a las armas, como Nueva York.

La decisión de ayer no da carta blanca a la posesión de cualquier arma por cualquiera y en cualquier circunstancia. Solo afecta a revólveres y a la posesión en el hogar. Asimismo, el tribunal admite que su decisión "limita pero de ninguna forma elimina la capacidad de estados y municipios de diseñar soluciones que respondan a necesidades y valores locales".

CONTROL Es cierto que tras la decisión de Washington, las autoridades locales impusieron regulaciones para tratar de mantener cierto control. Esa ciudad obliga ahora a quien se haga con un arma a incluirla en un registro, someterla a pruebas de balística y demostrar que ha realizado al menos una hora de práctica en un campo de tiro.

De cualquier forma, la victoria para grupos como la Asociación Nacional del Rifle es extremadamente simbólica. Y en parte lo es porque, como denunció John Paul Stevens, uno de los jueces de la minoría, el Supremo reconoce las armas de fuego como elemento de protección. "La noción de que el derecho a la autodefensa implica un derecho auxiliar a poseer cierto tipo de arma de fuego presupone no solo juicios controvertidos sobre el poder y el alcance del propuesto derecho de autodefensa, sino asunciones controvertidas sobre los posibles efectos de hacer ese tipo de arma más ampliamente accesible", escribió.

El Supremo ayer apeló a la décimocuarta enmienda para justificar la supremacía de la ley federal sobre las estatales y locales. En concreto, a la cláusula que garantiza a todo individuo la protección que ofrecen las leyes federales. Y tanto esa cláusula como la que reconoce que "ningún estado debe hacer o aplicar ninguna ley que limite los privilegios o inmunidades de ciudadanos de EEUU" están en el centro del debate en otros asuntos, como la polémica ley de inmigración de Arizona.