Los 130 kilómetros del estrecho de Formosa que separan a China y Taiwán se encogieron ayer. Pekín y Taipéi firmaron el acuerdo más importante desde que la guerra civil los separara 60 años atrás. El contenido escrito es económico pero subyace la aproximación política tan ansiada por China. El espíritu lo resumió Wen Jiabao, primer ministro chino, respondiendo por las razones de un tratado que beneficia mucho menos al continente que a la isla: "Podemos renunciar a nuestros beneficios porque los compatriotas taiwaneses son nuestros hermanos".

La diplomacia china había allanado con guiños el camino. El tratado se llama Acuerdo Marco de Cooperación Económica para no soliviantar al sector independentista y se ha firmado en Chongqing, la macrourbe del interior que fuera capital de la República China cuando gobernaban los nacionalistas del Kuomintang, hoy taiwaneses.

TRANSACCIÓN BILATERAL El acuerdo incrementará el comercio bilateral. Reducirá o eliminará aranceles de 539 artículos taiwaneses y 239 chinos; ahorrará 11.325 millones de euros a la isla y 2.347 al continente. Las compañías taiwanesas tendrán acceso a sectores como el bancario o los seguros, y a China llegará más tecnología taiwanesa.

Pese a las tiranteces y los límites de las compañías isleñas para invertir en China, la opción del continente siempre ha sido la más lógica por la proximidad, el lenguaje y la cultura comunes. China ya era el destino del 40% de las exportaciones taiwanesas. El acuerdo no solo aumentará el flujo, sino que desactiva el pavor del empresariado taiwanés al aislamiento económico tras el Tratado de Libre Comercio que firmaron China y la Asociación de Naciones del Sureste Asiático.

LAS ELECCIONES El acuerdo se fraguó en las elecciones de hace dos años. Taiwán eligió por mayoría al Kuomintang, defensor de un acercamiento hasta la reunificación con una China democrática, y castigó al independentista Partido Democrático Progresista (PDP). "El acuerdo pone en peligro la democracia y el estilo de vida actual", clamó ayer su presidenta, Tsai Ing-wen.

El fin de semana, en la isla, hubo manifestaciones de seguidores del PDP alertando de que la economía es el caballo de Troya chino. Las encuestas los señalan como minoritarios.