El presidente francés, Nicolas Sarkozy, afirmó ayer que la muerte del ingeniero jubilado Michel Germaneau, ejecutado por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM), estaba "programada", queriendo dar a entender que la operación conjunta de las tropas de élite francesas y fuerzas militares mauritanas la semana pasada en el noreste de Malí era la única forma de sacarle con vida. En una intervención en el Elíseo ante el Consejo de Defensa y Seguridad, el jefe del Estado francés instó a los ciudadanos de su país a evitar viajar a la región del Sahel, al tiempo que prometió que los asesinos del cooperante serían castigados. "Este crimen no quedará impune", dijo.

"Convencidos como estábamos de que Germaneau estaba condenado a una muerte sin remedio, teníamos el deber de realizar esta tentativa para arrebatarlo a sus captores", manifestó.

Los captores emitieron "un ultimátum" que "emanaba de un grupo que había asesinado, el 31 de mayo, a un pobre rehén britá- nico secuestrado en las mismas condiciones", sostuvo. El ultimátum "no estuvo precedido nunca de un mínimo diálogo con las autoridades francesas o locales", argumentó Sarkozy, comparando la situación con la de otro francés secuestrado en el Sahel, Pierre Camatte, a quien sí se liberó tras una negociación. A los dos españoles capturados en la zona, Albert Vilalta y Roque Pascual, les retiene este grupo.

"NO ESTABA ALLÍ" "El campamento base de Al Qaeda, que fue destruido en una operación apoyada por las fuerzas francesas, era susceptible de ser el lugar de detención de Germaneau", aseguró Sarkozy, y añadió: "Desgraciadamente, Germaneau no estaba allí". Sarkozy condenó el "acto bárbaro" contra "una víctima inocente". El ministro de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, inició ayer una gira a Malí, Nigeria y Mauritania.