Gianfranco Fini, presidente del Parlamento italiano, lanzó ayer un desafío a quien hasta el jueves fue su aliado, el primer ministro, Silvio Berlusconi. A partir de ahora, en el Parlamento, el Gobierno estará a la merced de los casi 50 seguidores de Fini que el jueves fueron expulsados del partido que ambos líderes fundaron hace un año tras ganar las elecciones.

Fini dejó claro ayer que no dimitirá como presidente de la Cámara, como exigió Berlusconi, y explicó que sus parlamentarios formarán grupos propios en el Senado y en el Parlamento, grupos que, puntualizó, "apoyarán lealmente al Gobierno cada vez que se tomen decisiones acordes con el programa electoral". Pero seguidamente dejó claro que sus seguidores se opondrán a las medidas del Ejecutivo "injustas o contrarias al interés general".

Tras meses de tensiones crecientes con Berlusconi, las palabras de Fini son una declaración de guerra en toda regla. La escisión en el partido Pueblo de la Libertad (PDL) ha tenido lugar precisamente después de que Fini advirtiera que el PDL tiene planteada "una cuestión moral", en relación a las redes de presunta corrupción investigadas por los jueces y en las que están implicadas dirigentes conservadores. Algunos de ellos están en la cárcel y dos ministros y un viceministro han dimitido.

Con voz pausada, Fini acusó al primer ministro de actuar políticamente "con lógica empresarial, como un consejero delegado de un consejo de administración". El dirigente calificó de "no liberal la idea que Berlusconi tiene de la democracia".

NUEVO NOMBRE Ayer los 35 diputados y 12 senadores expulsados del PDL bautizaron a la nueva formación política que fundaron con el nombre de Futuro y Libertad para Italia. Hasta el jueves, los conservadores del PDL contaban con una mayoría de 341 escaños en el Congreso y de 175 en el Senado. Ahora se quedan con 306 y 163 respectivamente, cifra que podría disminuir a causa de nuevas bajas. Siendo la mayoría necesaria para sacar adelante una ley de 316 votos en el Congreso y de 162 en el Senado, el Ejecutivo buscará pactos puntuales, explicó Roberto Maroni, dirigente de la Liga Norte y ministro del Interior.

La implosión del PDL está siendo traumática. "La situación del PDL es insostenible", dijo ayer el berlusconiano Carlo Giovanardi, subsecretario de presidencia. "La paradoja es que se quedan en el PDL aquellos que han sido condenados y nos echan a nosotros por indignidad moral por haber planteado una cuestión de legalidad", se lamentó el diputado conservador Enzo Raisi.

La oposición solicitó que Berlusconi comparezca en el Senado y el presidente, Giorgio Napolitano, apeló a la salvaguardia de la vida institucional en Italia.